Memeight

A verrr...

El genial señor Chancho Piluqui, también conocido como "el amigo de los niños", "el loco de la bolsa en la testa" y "bandoneón arrabalero", ha sido víptima de esta cosa y se ha convertido, en consecuencia, en victimario.

Fui designado junto con otros siete titanes del ring para cumplir con este pequeño juego, que consiste en contar cosas de mí. Trataré acá de no caer en lo que suelo hacer: tomarme todo esto demasiado en serio. También evitaré referirme a mis otros ocho, pese a que este coso parece haber sido pensado para ellos.

En fin.

Esto es lo que hay que hacer:

1. Hay que contar 8 cosas de uno mismo.
2. Hay que poner las reglas en el poste. Estas reglas de acá, no esas con rayitas y numeritos.
3. Hay que elegir ocho miembros de la blogonia y obligarlos a hacer esto mismo, a punta de pistola si es necesario. Yo me quiero reir, pero me da no se que poner a charlicá y a otros que podrían cumplir con esto jugosamente.
4. Una vez elegidas las 8 víctimas, hay que visitar sus respectivos blops y dejarles un comentario avisandoles de su cruento destino.

Acá tan, estas son (y son verdades, eh!):

1- Hay cierto proyecto de laburo/hobbie que quedó trunco, y por alguna razón no puedo dejar de pensar que el culpable de esto es Rubén Rada.

2- Durante buena época de mi juventud/adolescencia, mi sueño fué derribar el obelisco con una catapulta. Si si, de madera y fabricada por mi.

3- Hay un libro que poseo y que sé que debería leer y sin embargo nunca leo mas que unos pocos párrafos, siempre los mismos. En lugar de descubrir los maravillosos mundos allí encerrados, opto siempre por volver a visitar otros ya conocidos.
Es notable que esto me pase sólo con este libro en particular, por lo general devoro todo material impreso que me llega a las manos.

4- Tengo alrededor de 38 blogs, ahora (si es que no conté mal). Muchos, muchísimos, todos distintos y con varios propósitos.
Hay una base de datos que me hace acordar siempre de mis aliases y nombreses, que ya son como doce.

5- Cuando andaba por los 7 u 8 jóvenes añitos, monté en el galpón del fondo de mi casa en los pagos de Manolo un discreto laboratorio que utilizaba junto al enfermito de mi primo Diego. Tubos de ensayo, jeringas, probetas, pipetas, distintos elementos de medición que incluían una balanza capaz de medir décimas de gramo, y hasta un mechero bunsen.
Todo ello con el sólo e indefectible objetivo de mezclar vinagre y bicarbonato, ver la reacción y luego inyectar la solución estabilizada en el cuerpo desafortunado de las docenas de lombrices y otros bicharracos que teníamos la precaución de ir juntando.

6- En casa tengo un auténtico bombo gramajo, un tamborcito con cuero de cabra, unas boleadoras mapuches, una cabeza de ciervo, un caparazón de mulita que nunca fué charango y un farol de hierro de fundición de los que se usaban en los ferrocarriles de antaño y que hoy son obsoletos salvo en el trencito-trochita que va a esquel.
Indudablemente, mi viejo dedicó su vida a juntar porquerías.

7- Siguiendo con la línea del punto anterior, alumbra (escuetamente) mi pieza un velador hecho caseramente con un caracol marino. Pero esa fué mamá.
Además, recuerdo a ese caracol cuando estaba vivo y yo lo hacía competir en divertida carrera contra otro caracol equivalente, esponsoreado por mi hermano; y también lo recuerdo tan rico sobre mi plato y mezclado con deliciosos ingredientes. Qué buen guiso.
O sea, en resumen: el caracol que antes me comí hoy me alumbra. Eso es un caracool.

8- Salvo en muuuuuy raras ocasiones, soy incapaz de odiar. Eso tiene cosas buenas, pero también cosas terribles. Que lo parió.

Bien, ahora romperé las reglas. NO voy a elejir a ocho víctimas, principalmente por tres motivos: a) Elegir va con "G" de Gogui, o de Gárgola; b) la blogonia está interconectada de tal forma que los que iba a elegir ya fueron elegidos por otro/a; c) Hay gente que podría elegir para esto, pero me parece que o bien no cumplirían con lo pactado o bien sería desperdiciar sus capacidades para postear como la gente de bien.

Bueno, listo. Lávense bien las patas y sean buenos con los enanos, que son el presente y futuro del país.

Atte;
Sochordo
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APDEIT: En un ataque de forrez inconmensurable, paso la antorcha enhiesta de este octógono mémido a la compañera Rambonarda. Hacete cargo, che.