lunes, 27 de abril de 2009

Otro cacho de cultura

De los géneros musicales es la ópera quizás el más completo. No es secreto que grandes como Verdi, Rossini y Wagner compusieron obras magistrales que ya son inmortales.

Quizás no tan conocido fue Abud Parmalat-Singh-Badalá, autor indio (era Toba) de una de las mas magistrales óperas del siglo XVI, aunque algunos afirman que no fue hasta el siglo VXD (e incluso el DLL o el PHP), que su obra trascendió fronteras. La ópera más recordada, y que nos ocupa hoy, de Parmalat-Singh-Badalá es "La creación del mundo", o Génesis; parte de su ciclo de cinco óperas "El Pentateuco según George Michael".

A continuación, y para que aprendan, ignorantes de porquería, un video de la representación de la obra en el Palais de Papel Glasé, precedido por un resumen del argumento tal como figuraba en los programas de la época.

Resumen del argumento:
"
La obra se inicia con una breve escena de la creación: la dama blanca refleja el universo virginal, primigenio, en una danza leve y sin rumbo hasta la llegada, de entre los vapores de la creación, del galán, quien representa en esta escena el orden y la potestad divina, deidad de campera y gafas del palo.
Inmediatamente, el galán toma su posición como líder y motor del movimiento universal, al frente de un ballet de teletubbies, bailando todos juntos "Sopa de Caracol", en versión de Wilkins.
En pleno Watanericonsu, se acerca la virginal damisela, insinuante, y baila con un ballet femenino que representa el flan, metáfora del alimento primordial que tiene todos los nutrientes y (por asociación) del carácter móvil de la vida.
La atmósfera se llena de sensualidad, con incesantes galanteos entre la Tierra virginal y el Dios verbo, hasta que se produce el instante en que se infunde entre nuevos colores soplo de vida, poderosamente representado por la coreografía majestuosamente ejecutada por la barra brava de Argentinos Juniors.

Inmediatamente aparece la hinchada de Peñarol, que representa la infancia del mundo, los primeros momentos de la tierra ya bajo la potestad del dios; esta niñez del mundo se refleja en los tiradores del ballet del club Uruguayo.

En esta etapa, todo es bueno y lindo, la tierra y la deidad son uno solo, todo se comparte; la Tierra agita las tetas como ofreciendo alimento a la deidad, que a su vez responde premiando su fieldad con una danza feliz.
El climax de este movimiento llega un instante despues de que el galán le toca el culo a la damisela, cuando se entrega el universo todo a un baile enérgico y alegre que representa el incesante bailar de los astros.

Pero el equilibrio no puede durar mucho; pronto el dios cambia de campera como cambia de voluntad, y a la tierra se le fue la virginalidad al carajo. Ambos siguen juntos pero se separan, indecisos: es la adolescencia del mundo, lo que se refleja en sendos ballets, uno vestido con pescadores y otro con la camiseta de manga larga por abajo de la remera, como un adolescente pelotudo.
En esta etapa, la tierra reclama al dios, y este responde dañando al mundo, lo que se representa por el mordiscón en el cogote.
Aislados, cada uno por su lado, la tierra y la deidad resaltan su individualidad obteniendo una alegría efímera; la tierra sonríe como Barbara Streisand en "Hello Dolly", y el dios aprende la grulla como en "Karate Kid": se han diferenciado claramente los gustos de uno y otro. El punto cúlmine de esta etapa es el ballet al estilo Bolaños, donde al dios le da la chiripiorca y a la tierra le da la garrotera.

Pese a todo, aprenden a soportar sus diferencias porque se necesitan uno al otro; y se seducen a distancia en un contrapunto inmejorable, donde es de destacar la coreografía de la hinchada de Rosario Central. Es, ya, la madurez del mundo; la tierra vuelve a orbitar en torno al dios, y este le cabecea las tetas.
Todo es alegría otra vez en el universo, el dios y la tierra vuelven a transitar juntos un camino de barro y los teletubbies vuelven a esparcir felicidad en toda la órbita celeste.

Llega el final de la obra, abierto, con los teletubbies bailando en un plano inclinado (referencia a Galileo y, en consecuencia, a la ciencia humana, que la deidad acepta y respeta), y así emprenden nueva vida ambos dios y mundo, tomados de la mano, hacia un porvenir venturoso.
"

3 comentarios:

Amperio dijo...

Una maravilla, compañero. Una verdadera maravilla. El compañero Leóngieco abrió los caminos, haciendo cantar y tocar a los monguis. Y ahora, esta representación magistral. Casi ni se nota que son todos epilépticos...

UAP, mi socio. Lo abrazo en Cristojesú.

El Mostro dijo...

Fascinante. Otro grande injustamente olvidado. Por suerte, gente como usted lo sacado del Ostracismo (ex republiqueta soviética).
Gracias.

Viejex dijo...

A la final resulto ser ud un alma de Dios. Estoy emocionado, cumpa. Y yo que lo creia un pelmazo por nuestro cambio de opiniones alla en DB. Sólo faltó un acto con la hinchada de Tigre (la llegada al paraíso, quizás?)
UAP, mi viejo.

Pero allá le voy a seguir dando como en bolsa. De puro hinchapelotismo anciano, nomás.